
Las historietas buenas son aquellas que nos presentan una historia bien contada. Puede ser con una sola ilustración (una viñeta) o en varias, pero lo importante es la historia. Obviamente sin los dibujos la historia sería un cuento y no una historieta por lo que las ilustraciones son un signo distintivo de las historietas. La historieta correcta y funcional es aquella que nos encandila con una buena historia y nos termina de seducir con los dibujos que la adornan. Ambos son complementarios y cuando se acoplan perfectamente estamos frente a una buena historieta. Lograr una obra maestra es ya una tarea mayor que requiere de un dominio superlativo de las herramientas que nos provee la historieta, pero eso harina de otro costal.
El género dominante
Cuando se habla de historietas uno inmediatamente lo asocia a la comedia (Blondie, Archie, etc) o en su defecto al género de aventuras. Este último género tiene variantes de ciencia ficción (Astroboy, Ironman, etc), de fantasía (Little Nemo in Slumberland, la princesa caballero) o de acción (western o militaristas tipo Sargento Fury). Estos son los géneros que la mayoría de aficionados identifica con la historieta. No es raro pensar en aficionados a la historieta imaginando a un fanático de Batman, pero la historieta tiene mucho más que ofrecer.
La historieta puede ofrecer diversos tipos de obras. Tenemos la especulación histórica en la monumental From Hell de Alan Moore, la biográfica (las historietas sobre santos católicos por ejemplo), la histórica (historietas sobre el imperio romano, la segunda guerra mundial, etc), policial (la gran saga de Sin City), erótica (las grandes sagas de Milo Manara) y un largo etc. La historieta ha logrado grandes picos de creatividad que no son usualmente reconocidos mayoritariamente debido a la poca difusión de la misma fuera de los géneros de aventura y fantasía.
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